Proyectando

Las técnicas proyectivas en psicología nos pueden parecer extrañas o lejanas ya que a veces solo se relacionan con las imágenes de Rorschach (para los menos entendidos y con el permiso del señor Rorschach por banalizar su técnica, son aquellas láminas con manchas que algunas veces  habremos visto en  películas o documentales).

Pero lo cierto es que de manera continua siempre nos estamos proyectando. Nos proyectamos por primera vez desde niños cuando estamos jugando con nuestros personajes y nos adjudicamos un superhéroe o un rol determinado. Pasado un tiempo,  en la adolescencia, buscamos ídolos, sean musicales, literarios o adaptándome a la actualidad, youtubers que enarbolen aquello que nosotros admiramos. Aplicando esto último en términos proyectivos sería ver en el espejo de otro aquello que tenemos dentro de nosotros pero que aún no hemos desarrollado. Y cuando ya somos más adultos podemos proyectarnos en películas, personajes históricos o públicos que decidimos seguir y admirar o en personas de nuestro árbol familiar.

Esta técnica proyectiva, más mundana pero más cercana puede convertirse en una poderosa herramienta de autoconocimiento. Es interesante saber que estamos en continua conexión con todo aquello que nos rodea, ya sea familia, trabajo, amigos, comunidad, etc. Esa conexión nos ayuda al aportarnos información continua sobre nosotros mismos.

Técnicas como las descritas en el libro "Construyendo puentes. La técnica de la caja de arena" de Jose Luis Gonzalo Marrodan o la maravillosa Olga Gil con su novedosa formación "Dale al Play" donde los muñecos se convierten en nuestros proyectores me parecen innovadores, cercanos y muy efectivos.

¿Quieres probar una técnica que realizo en mis talleres? Toma nota de un personaje que siempre hayas admirado (digo siempre para poderme asegurar en este caso de que haya una constante). Cuando lo tengas describe que te gusta de esa persona, cómo habla, cómo se caracteriza, cuáles son sus reacciones. Apúntalo en un papel para no perder la construcción de la historia.

Luego dedica un poco más de reflexión a observar las sombras que este mismo personaje presenta. Una vez tengas completado la construcción de la historia, léelo con un poco de distancia emocional. ¿Puedes verte? ¿Puedes observar si hay alguno modus operandi que imites y que no sea genuinamente tuyo?  Dedícate a observar la descripción construida, diviértete con ella pero, al mismo tiempo, observa de qué acciones te gustaría ser más consciente Porque algo de ti habita en esa construcción. Ya me contarás.